Un viejo, que cabalgaba a lomos de un
asno, descubrio un verde y apacible
prado, floreciente y lleno de hierba; y
juzgando llegado el momento de descansar,
dejo al animal en libertad para que
correteara a su gusto por ahí.
En cuanto se vio libre, el animal
comenzó a saltar y a retozar por el prado,
muy contento y feliz, y al poco rato
la verde hierba había disminuido bastante.
y he aquí que, mientras gozaban
en la calma del apacible lugar, aparecieron
unos bandidos y el viejo, al verlos,
corrió a buscar su montura y le dijo:
- Huyamos en seguida. vienen unos enemigos
a lo cuál respondio el asno:
- ¿Porqué hemos de huir? Marchate tú
y dejame a mi comer en paz. Mis enemigos
no son estos, sino tú, que eres
quien me hace ir cargando en demasía
y me das palos cuando estoy cansado.
Te aseguro que nuestro único enemigo
no es otro sino nuestor propio dueño.
asno, descubrio un verde y apacible
prado, floreciente y lleno de hierba; y
juzgando llegado el momento de descansar,
dejo al animal en libertad para que
correteara a su gusto por ahí.
En cuanto se vio libre, el animal
comenzó a saltar y a retozar por el prado,
muy contento y feliz, y al poco rato
la verde hierba había disminuido bastante.
y he aquí que, mientras gozaban
en la calma del apacible lugar, aparecieron
unos bandidos y el viejo, al verlos,
corrió a buscar su montura y le dijo:
- Huyamos en seguida. vienen unos enemigos
a lo cuál respondio el asno:
- ¿Porqué hemos de huir? Marchate tú
y dejame a mi comer en paz. Mis enemigos
no son estos, sino tú, que eres
quien me hace ir cargando en demasía
y me das palos cuando estoy cansado.
Te aseguro que nuestro único enemigo
no es otro sino nuestor propio dueño.
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